Reclamaciones y pérdidas: así es la nueva realidad.

 

Las secuelas de la pandemia Covid-19 son graves. Al cierre de comercios, oficinas, restaurantes, instituciones académicas, fábricas y un gran número de industrias de todo nuestro tejido empresarial se le suma un golpe de incalculable alcance a nuestro sector terciario, pilar fundamental del PIB del país. Frente a los graves deterioros financieros resultantes de la paralización de la actividad, no son pocas las empresas que han dirigido la mirada a sus programas de seguros en busca de respuestas y protección. Pero ¿Cómo es la nueva “normalidad” -o realidad- en materia de reclamaciones, pérdidas y siniestros?

 

Las consecuencias producidas por la pandemia en la actividad económica son múltiples, como diversos son también los impactos y quebrantos financieros sufridos por las industrias. Obviamente, no todas ellas son capaces de comportarse y absorber de igual forma las derivadas de esta cruel crisis, pero la mayoría de ellas si tienen sin embargo una variable común.

Una póliza de seguros para Daños Materiales (DM) contratada para cubrir ciertas pérdidas.

Aunque digamos que la mayoría de las empresas (y es cierto), tienen suscrita una póliza de DM, no todas estas pólizas tienen redacciones y clausulados análogos. Solo una de cada tres pólizas de DM suscritas en nuestro mercado tiene contratada la ampliación de Pérdida de Beneficios (PB) y, de éstas, se estima que solo una de cada diez pueda tener suscrita alguna de las garantías adicionales que amplían el alcance de cobertura ordinaria de PB para poder cubrir (siempre parcialmente y de forma sublimitada) pérdidas intangibles asimilables a las producidas por la crisis del Covid-19.

Como norma general, la práctica aseguradora dicta que las pólizas de daños materiales con coberturas de pérdidas de beneficios ordinarias no garantizan los daños económicos derivados del Covid-19, por no ser estos resultantes de un daño material previamente sucedido y cubierto por la póliza.

Sin embargo, existen, como hemos mencionado, una serie de garantías adicionales en el mercado que eventualmente, y en función de la casuística de cada caso, sí podrían llegar a cubrir pérdidas económicas por paralización y/o interrupción de la actividad, como las que muchas empresas han podido sufrir a consecuencia de la crisis sistémica del Covid-19.

Estas garantías, que no tienen en ningún caso como finalidad resarcir pérdidas con formulaciones equivalentes a las de un siniestro de daños materiales con pérdida de ventas (margen bruto), sino que tienden a cubrir algunos gastos extraordinarios en los que el asegurado deba ineludiblemente incurrir para garantizar la continuidad de su negocio, o bien quebrantos concretos de sus ingresos por alquileres o rentas, pueden resumirse en estos tres bloques:

  • Enfermedad de Declaración Obligatoria o Enfermedad Contagiosa, orientada a cubrir los gastos adicionales en los que el asegurado deba incurrir para poder continuar la explotación normal de sus activos /o actividades económicas.
  • Inhabitabilidad por contingencias, que podría llegar a cubrir (en función del tipo de redacción y de su vinculación expresa o no, con la ocurrencia de un daño material previo cubierto y/o a la obligación de que el brote se manifiesta en el interior de los propios riesgos asegurados), la pérdida de ingresos por no poderse destinar los inmuebles a la finalidad contractual de actividad económica al que estuviesen destinados (hoteles, restaurantes, complejos deportivos, spas, inmobiliaria)
  • Cancelación de eventos, un caso muy habitual tras la suspensión de cualquier evento masivo este año, y que se afronta habitualmente desde pólizas paramétricas, que son aquellas que se ponen en marcha directamente cuando se produce el suceso que la activa.

Es importante, de nuevo, poner de relieve que las garantías adicionales no están orientadas a cubrir las pérdidas derivadas de la disminución del volumen de negocio, sino pensadas para cubrir gastos concretos en los que pueda incurrir el asegurado para garantizar la no interrupción de su actividad y pérdidas de ingresos por rentas.

No debemos tampoco obviar que existen ciertos riesgos que están excluidos de las pólizas de DM. Se trata, en concreto, de los derivados de las limitaciones impuestas por la autoridad competente para la reanudación de la actividad del riesgo asegurado, de hechos que no hayan causado daño material alguno en los bienes asegurados (por ejemplo, amenazas terroristas o abandono de puestos de trabajo), y de daños indirectos.

Si nos centramos en cómo se perfila el escenario de la responsabilidad civil ante la pandemia, como en el caso de las pólizas de DM y también de forma general, éstas no cubren de facto las consecuencias de la pandemia. Además, en los siniestros originados por un hecho de fuerza mayor (y la pandemia de Covid-19 lo es), las pérdidas estarían expresamente excluidas de las pólizas tradicionales, ya que no son previsibles ni evitables.

Pero no es menos cierto que la propia evolución de la pandemia ha generado un entorno de análisis a todos los niveles que hace que lo que era imprevisible e inevitable en un primer momento, no lo sea ahora. Por eso, de cara a prevenir posibles reclamaciones de empleados o terceros es importante proceder al cumplimiento de las medidas recomendadas por las autoridades sanitarias, así como al establecimiento de protocolos detallados que permitan demostrar que se ha hecho todo lo posible para evitar los contagios y poner todos los medios necesarios para contener la propagación del virus siguiendo las indicaciones de las autoridades.

Más allá de eso, y partiendo de la premisa de que es posible que aparezcan reclamaciones por contagio en el entorno laboral, será necesario, al igual que en el caso de los seguros de daños materiales, proceder a estudiar caso por caso y cada póliza en detalle. Nos encontramos ante una situación excepcional que ha generado múltiples escenarios inciertos. Es imposible, así, aplicar un único enfoque general a la gestión de siniestros. En este punto, la agilidad y flexibilidad, tanto de aseguradoras como de corredurías, van a ser cruciales para garantizar el mejor servicio a sus clientes sin perjuicio de su sostenibilidad como negocio.